sábado, 22 de septiembre de 2012

EL SUEÑO CUMPLIDO

 
 
Siempre había tenido un sueño, y era que me casaría en la playa, vestida con un vestido blanco hippy, con unas turquesas antiguas, regalo de mi madrina, y con una sombrilla china, blanca.

La primera boda, no opine nada, ni siquiera elegí el vestido que quería...y cuando nos planteamos la boda con Antonio, le conté mi sueño, pero las circunstancias “mandan” y nos casamos un 12 de Febrero, en Albarracín, una mañana heladora.

Entonces decidimos que un día en la playa, nos vestiríamos como hubiéramos ido a nuestra boda. Pero no llegaba. Tuve que conocer a Ana Pedrosa y a su familia, para hacer posible mi sueño.

Un día, dentro de nuestras múltiples conversaciones, le comenté mi sueño, y cuando planeamos este viaje, me dijo: te traerás el vestido y todo lo que querías para la boda, no? Si, le dije, pero con idea de que Antonio me hiciera unas fotos, y alquién, nos hiciera, con prisa un par de fotografiás juntos.

Cual es mi sorpresa cuando Ana, me dice que si no nos importa, acudirían a la playa, cuando nosotros fuéramos, a esa playa donde Antonio acudía desde adolescente, y a la que por otra casualidad, Ana y su familia, acuden con frecuencia, la Playa de San Simón, una playa natural, pequeña, con poca gente, muy agradable, en el mismo Mataró.

Nos arreglamos, llegamos los primeros, y esperamos a la familia Rodriguez-Pedrosa, cuando vinieron, nosotros íbamos sin nada, ni siquiera sillas nos llevamos...y ellos aparecieron con todo el catering...una silla alta, comodisima, con una manta blanca, para la “novia” la silla de Ana, más bajita, y un mantel, con la nevera y una bolsa con la cena.

Paula, fue la única que se bañó, los niños, si no van a la playa y se meten, no vale...y nosotras paseamos un poco, nos hicieron fotos, nos reímos, estrenamos nuestras sombrillas y yo como si fuera una novia, llevaba también uno de los regalos de Ana, una pulsera con piedras de muchos colores, Antonio, con sus vaqueros, y su camisa rosa de hilo, y yo cual la novia de mi sueño...

Sueño que ellos cumplieron haciéndonos un precioso reportaje que ahora adornará una pared de nuestra habitación y siempre nos acompañará en nuestros recuerdos.

La tarde fue completa, después de cenar vimos anochecer en la playa, nos quedamos casi solos, y no queríamos irnos, pero el frío que “amenazaba” con instalarse en nuestros maltrechos huesos, hizo que nos fuéramos de la playa, sin ganas.

Fue una gran sorpresa, nunca dejaré de agradecerles que hicieran posible convertir mi sueños en realidad, GRACIAS FAMILIA.