domingo, 13 de septiembre de 2015

REGRESO AL PATIO, Septiembre 2015




Buenos días, estos días que no he estado por el patio no han sido por vacaciones, mi madre, después de seis días en coma, se fue definitivamente el pasado día quince de agosto, de mi mano, las dos solas, tal y como yo quería...mi hijo, su querido nieto se acababa de ir, después de estar todas las noches junto a ella, al principio hablándole, poniéndole a su querido Pavarotti, esperando una pequeña respuesta que nunca llegó.
 
Por mucho que lo esperes y que te lo digan todos los médicos nunca estas preparado, tienes que aceptarlo, porque no queda otra y vivir el duelo, cada uno con su tiempo y a su manera. Decir que estoy rota no es suficiente, enfrentarme a la ausencia de mis padres es tremendamente doloroso. Los últimos meses de vida de mi madre fueron lejos de su casa, en la residencia y me duele muchísimo que tuviera que ser así...lo último que hablé por teléfono con ella fue por la noche, y nos despedimos con un beso y un hasta mañana, que nunca llegó o que sí llegó pero que ella ya no lo sintió. Lo último que le dije fue que papá la esperaba, para quien cree, es un consuelo, saber que te esperan quienes te han precedido en este viaje que es la Vida.

Cada vez que entro en casa, ya me pasaba desde que el dos de enero, día de su cumpleaños, sufrió el primero de sus múltiples ingresos hospitalarios de estos meses, oigo su voz, una fuerte voz, diciendo: Maribel, eres tu? Son recuerdos, voces, roces, susurros, aromas, gestos, que están en el aire.

Sé que ahora duele mucho y que el dolor se aminorará, lo sé, porque vivir así resultaría un no vivir. Poco a poco volveremos a hablar de ella, a reír a recordarla como fue, lo que nos quiso y no como ahora que nos duele solo al pronunciar su nombre. Ahora ya no tengo padres, fisicamente estoy huérfana, pero soy rica en vivencias, amor, gestos, la herencia que me trasmitieron y que yo a la vez trasmito, y mis hijos seguirán la cadena...es la Vida, y como pienso y creo que no se van mientras hablamos de ellos, cuando los recordamos, pues hablaremos y los que no los han conocido lo harán a través de nuestras palabras. 

Hay que dejarlos ir, pero recordarlos, somos lo que somos y como somos en gran parte gracias a ellos. 

No sé cuando volveré al patio, no me siento con fuerzas, ahora empiezo a salir de casa y volver a la rutina de mis pequeños paseos, poco a poco espero volver a no ya ser la misma porque nunca somos iguales cuando algo nos marca tanto, pero si a poder reír y disfrutar del momento, porque ya lo sabía pero en esos días en el hospital, donde debo decir que se portaron magnificamente todo el personal del Hospital Clínico, dándonos la intimidad y el respeto que la situación requería, me he dado cuenta que no somos más que segundos, un segundo marca la diferencia entre la Vida y la Muerte, y hay que seguir respirando y viviendo mientras tenemos Vida.

Quería daros las gracias y agradeceros de corazón, a vosotros, los que con vuestras llamadas, mensajes habéis hecho que me sintiera menos sola, con la ayuda de mi familia y de todos los que me quieren espero salir de este momento tan duro. 

Un beso






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