miércoles, 13 de marzo de 2013

EL PASEO


Cada uno tiene su vida, con sus costumbres, sus aficiones, su familia, con su soledad, cada uno la suya. La de las personas que tenemos edad de trabajar y no podemos hacerlo, nos encontramos en una especie de “limbo”, también es verdad que cada vez más en mis paseos diarios veo más caras de personas jóvenes, la mayoría sin trabajo, antes era raro encontrar a personas de edad joven a horas que normalmente son de trabajo...

Pero cada vez estamos más, por falta de trabajo o por falta de salud, paseamos, andamos, nos cruzamos diariamente, no nos conocemos, o si, después de más de un año viviendo en el barrio y recorriendo sus calles, ya conocemos “de vista” a muchos de ellos.

Depende de la hora del paseo, te juntas con mamás que están tomando café en las terrazas cubiertas, después de dejar a los niños en el cole.

Un poco más tarde, gente a la compra, con carros y con prisas.

Más tarde la hora del vermú, mi preferida, casi llena de hombres que van a por el pan y la prensa, y así salen de casa, y la mayoría deja a la mujer a sus quehaceres...o como dice Antonio, son las mujeres las que los mandan a por pequeños recados y no estorben en casa... no sé.

Luego es la hora que se llenan las calles de niños, que salen de los colegios y llenan de risas, gritos, juegos, carreras, pelotones, vida, la calle y sobre todo una pequeña plaza que se “reparten” entre niños y cuando están en el cole, ancianos. A veces, la comparten, pero peligran los ancianos, como se levanten del banco...los niños juegan sin mirar.

Y si sales más tarde, que es mi caso, la mayoría de las veces, entonces lo que más ves son personas mayores, muchas con ayuda para caminar, otras en grupos, charrando, parejas del brazo, gente que camina sola, gente con perros, ayer mismo comentábamos que cuanta gente se ve con perros.

Hay una cosa que diferencia mucho mis paseos y es el tiempo...os explico: el día que hace sol, y sin aire, la gente sale a la calle casi en bandadas, las terrazas llenas, los bancos llenos, la calle llena, sobre todo después de una largo invierno, cuando vienen días casi primaverales.

Y luego están los días como hoy, con un Cierzo helador y muy fuerte. Casi no me he cruzado con nadie, bueno tampoco es cierto, porque en una Ciudad es difícil..., pero no había gente paseando, iban y venían con cosas que hacer, pero pasear creo que lo hacía yo sola.

Hoy he caminado sola, con mi bastón, despacio, el aire me empujaba y tenía miedo de caer, y me he fijado que el paseo tantas veces paseado, estaba vacío, los niños ya habían salido de clase y no estaban las terrazas colocadas, imposible con este aire.
 
 
Vacio desolador 

Me han regalado una cámara de fotos y tengo que acostumbrarme a llevarla y aprender esto de la digitalización de las fotografías...algo que no me gusta, pero veo que las otras salen carísimas, y encima muchas veces medio carrete son fotos que no valen...como os decía he salido, pensaba que con la cámara y al llegar al paseo he visto los bancos vacíos, todos, y he pensado hacer una foto para acompañar a este texto y que os hagáis una idea de la soledad que produce verlos vacíos, sin gente, sin palabras, sin nadie..solo el cierzo barriendo de las calles a la gente...

Me he dado cuenta que no llevaba la cámara así que he llamado a Antonio y le he dicho que cuando pasara por el paseo si no había nadie en los bancos, cosa poco probable, que sacara una fotografía de la soledad que me ha producido, y así lo ha hecho, también ha sacado una foto de la plazica que os he comentado, vacía... así que de momento, las fotos son suyas y el texto, este pequeño diario de mis paseos, mio.

El cierzo, como bien decían ya los romanos, nos caracteriza a los zaragozanos, os puedo asegurar que el carácter no lo sé, seguramente, pero la calle, cambia, el Cierzo barre la vida de las calles.

No sé si os gusta leerlo, pero a mi me encanta escribirlo.

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